(El maestro Abel, quien dirigió el curso, observa divertido la escena).
Zopilote revoloteador #2: esa soy yo, esperando mi turno para entrar en escena.
Zopilote revoloteador #3: el zopilote más cómico y locuaz jamás visto agita sus alas.
"El zopilote toma el lugar del hombre y se vuelve más activo en el trabajo y en la hamaca, lo que pone muy contenta a su mujer..."
"En cambio el hombre no cambia su manera de ser, pues no es capaz ni de comer carroña (este que verán a continuación no es el maestro de la secundaria #81, sino un caballo muerto, al que devorarán los otros dos zopilotes restantes)..."
"Finalmente, cada uno de los personajes toma conciencia de su papel en este mundo. Valoran lo que tienen y lo que son, y como toda buena historia, todo termina con un final feliz."
La duración de esta obra fue de aproximadamente entre 10 a 15 minutos y además de divertirnos como lo harían nuestros propios alumnos nos dimos cuenta que no es ni tan complicado ni tan costoso montar una obra en una escuela. Todo es cuestión de desbordar nuestra creatividad y tener disposición.
He aquí una evidencia de lo expuesto (perdonen lo malo del video y veanlo con el cuellito chueco, je, je).