El sábado pasado, como cada sábado, me levanté temprano y me dirigí a mi ensayo de panderos. Llevaba mi cámara para fotografiar unas parotas que necesitaba para una pintura de un mural en el que voy a colaborar, cuando me tropecé con un ave que yacía en el piso. Pensé que estaba herida y me incliné para recogerla y ponerla a salvo en un lugar apartado, ya que se encontraba en medio de la banqueta, y aunque eran como las 7:30 a.m. ya se podía ver gente caminando por ahí (ya saben; no se ve en estos días que respeten un animal sano, mucho menos uno indefenso). Al mirarla más de cerca noté que estaba inmóvil y muy rígida, como si tuviera algunas horas de haber muerto, pero la vi bella.
Saqué mi cámara y empecé a fotografiar el ave ante la mirada curiosa de dos o tres transeúntes que contemplaban la escena a pocos metros de distancia. Fue una sensación horrible; me dio vergüenza aprovecharme de ese cuerpo indefenso y no poder hacer nada por él. Sentía las miradas de la gente sobre mi y pensé que pensaban: Insensible! Despiadada! Morbosa! Cruel...!
Guardé rápidamente mi cámara y me fui caminando a paso veloz y con la cabeza baja, evitando mirar a los ojos a los testigos de mi "mala acción", mientras pensaba en los periodistas que con sus cámaras captan terribles eventos como crímenes, desastres naturales, asesinatos, injusticias, etc. sin poder o sin querer hacer nada por las personas, animales o cosas que se encuentran en estas situaciones. Sí, ya se que exagero, pero no sé si esto que me pasó será como ponerme "ligeramente" en sus zapatos, más si es así, qué terrible debe ser su trabajo. Mucho más cuando de vidas humanas se trata. Si algún periodista se dignara a entrar a este humilde blog, me dejaría sus experiencias al respecto? Gracias!
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