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sábado, 13 de marzo de 2010

Una Loca Pelicula de Risa


El cine puede ser todo, menos motivo de relajamiento para mí. De hecho es una de las actividades que mas estrés y colesterol le producen a mi cuerpo. El cine se vive y las personas se meten en la historia aunque no quieran y quedan expuestas a sufrir la variada gama de emociones que en la pantalla se representan. Eso produce en ocasiones ansiedad al espectador, quien es capaz de terminar con un combo de palomitas grandes, hot dog o nachos y refresco en una sola sentada mientras llora, ríe y se enoja a la par de los protagonistas. Pero a pesar del gasto que asistir a las salas y todo lo anterior comentado implica, el cine me gusta y lo disfruto cada vez que puedo.

“Desde mi cielo” era la película que tenía planeado ir a ver con un grupito de amigos, los cuales me comisionaron para investigar el horario de transmisión y el teatro en donde se proyectaría: 7:55 p.m. en MM Cinemas se leía en la página de Internet a la cual accedí.

- ¿MM Cinemas? ¿Cuál es? Me preguntó Judith, quien tenía

muchos deseos de ver la dichosa película.

- Es el que está en Plaza Caracol, ¿no?

- Ah, sí… Me contesta por el messenger.

- Bueno, ahí nos vemos a las 7:30

Val y Ernesto recibieron la confirmación de mi parte también con dos días de anticipación y en la fecha acordada ahí estuvimos.
Val y Judy, que llegaron antes que Ernesto y yo a la taquilla fueron a nuestro encuentro con cara de sorprendidas:

- ¡Claudia, que ya quitaron la película! ¿Estás segura que la iban a pasar aquí?

- Siiií. Bien claro decía MM Cinemas, 7:55.

- Aaaah! ¡Pero aquí no es MM Cinemas, sino Cinemark!!!!

- ¿Qué? ¿Están seguras?

- ¿Qué dice ahí? ¡Ci-ne-mark! (y tremendo letrero me mostraron). ¡MM Cinemas es en Plaza Galerías!

- ¡Corran! ¡Vamos a tomar un taxi para Plaza Galerías; sí alcanzamos a llegar!

Cinco minutos nos tomó llegar al centro comercial y de nuevo Valeria y Judith se adelantaron corriendo a comprar los boletos mientras Ernesto y yo caminábamos detrás de ellas a paso veloz. Cuando las alcanzamos en la taquilla, su cara tenía una expresión de decepción.

- ¿Qué pasa? ¿Ya compraron los boletos?

- No… Aquí tampoco la están pasando… La acaban de quitar de la programación. ¿Estás segura que buscaste bien en Internet?

- ¡Sí! Yo leí perfectamente: Viernes a las 7:55 en… ¿Viernes?, no, nunca leí viernes –pensé para mis adentros-. Ahora que lo pienso bien, la cartelera la cambian todos los viernes…. ¡La cartelera la cambian los viernes y yo no me fijé!, dije con toda la pena del mundo, pero ya no había nada que hacer. No íbamos a correr a Cinepolis sólo para arriesgarnos a que allá tampoco la estuvieran pasando. Teníamos que escoger entre las opciones que allí se nos ofrecían. En fin que había varias películas interesantes: Invictos, El Libro de los Secretos, Al Filo de la Oscuridad…

- ¡Al Filo de la Oscuridad! ¡Mayoría de votos! Al fin que Mel Gibson es garantía de buen cine.

Compramos los boletos en contra de la voluntad de Valeria. Ernesto quería ver Alicia, pero se puso de mi lado y del de Judith sólo para complacernos y por amabilidad. Sala 6, nos indicaron.

- ¡Apúrense!, gritaba Judith mientras corría, ¡Ya debe haber
empezado!

En la oscuridad de la sala nos acomodamos en nuestros lugares y comenzamos unos a meter mano a las palomitas y otros a darle de mordidas a los hot dogs mientras mirábamos en las pantallas los cortos de una extraña película de vampiros.

- Que mal se ve esta película… Ya quiero que empiece la de Mel Gibson.

- ¿Si son cortos? Como que ya se tardó mucho para ser un corto, ¿no?

- Sí, sí son cortos; aunque más bien creo que es un anuncio porque no veo a ningún actor reconocido.

- Sí, -dice Judith- mira, ése (creo que era Ethan Hawke).No, no son cortos. Sospecho que nos metimos a la sala equivocada.

Y se levanta de su asiento a cerciorarse de que no hubiéramos cometido una equivocación. Pero no fue así…

- ¡Sí! Nos metimos a la sala cuatro y “Al Filo de la Oscuridad” es en la seis. ¡Apúrense!, dijo mientras corría a la otra sala dejándonos todos atarantados recogiendo bolsas, palomitas, refrescos y demás.

- ¡Mi celular! ¡Se me cayó mi celular!, decía Valeria con voz alarmada, pero baja para no incomodar a los espectadores.

- Yo alumbro con el mío, dijo Ernesto, mientras yo me tiraba de panza en el piso tratando de encontrarlo debajo de los asientos.

Cuando lo recuperamos corrimos a la sala donde ya nos esperaba Judith. La película ya había comenzado y no estaba subtitulada, cosa que para Ernesto no era problema, pues entiende el inglés a la perfección, pero el resto de nosotras tenía que hacer un supremo esfuerzo para captar lo que los personajes expresaban, cada uno con su particular forma de hablar.

- ¡Vaya! De pilón nos metimos a ver una película que no está ni subtitulada ni doblada al español –pensé para mí. ¡El colmo de los colmos!

Afortunadamente, a los cinco minutos aparecieron los subtítulos, pero después la pantalla se obscureció, pues le cambiaron el formato de una pantalla completa a una panorámica y en otra ocasión nos encontramos leyéndole los labios a los protagonistas, pues por otra falla se habían quedado sin voz.

La película estuvo llena de violencia, sangre, fallas y suspenso; y no nos pareció que Mel hubiera tenido un excelente desempeño en esta ocasión, pero fuera de calificar la experiencia como mala o negativa pensamos que fue un día diferente. Cosas que calificamos como “malas” después resultan ser chistosas o interesantes anécdotas para las personas con quienes las compartimos y aún para los que las vivimos. La sal y la pimienta de la vida y la prueba de que hay otra historia fuera de la pantalla que se enlaza con la virtual.