Asco, repulsión, disgusto; palabras que describen lo que por general una imagen como las anteriores produce en el ánimo del común de la gente. Los gusanos, la carne podrida, la hediondez son frecuentemente asociados con la muerte, la miseria, la podredumbre, pero nunca con un comienzo, con una restauración, con vida. Y cual es la verdadera vida, sino aquella que surge de la muerte?
Sin dolor no te haces feliz, dice un antiguo dicho parafraseado en la actualidad por Beto Cuevas de la banda chilena “La Ley” en la letra de “El Duelo”; y cambiando las situaciones, yo diria que sin muerte no hay verdadera vida. Aunque para ser sinceros, no lo digo en realidad yo, sino Jesucristo a Nicodemo, cuando este lo procura a escondidas. “Te aseguro: el que no nace de nuevo, no puede ver el Reino de Dios”, son las palabras del Señor al fariseo. ¿Y como nacer de nuevo si no se muere primero? ¿Tendremos que entrar otra vez al seno de la madre y nacer, justo como Nicodemo cuestionaba en San Juan capitulo 3, verso 4? El apóstol Pablo dio la respuesta en 1 Corintios 15:43-45 “Se siembra en deshonra, se resucita en gloria; se siembra en debilidad, se resucita en poder. Se siembra un cuerpo animal, resucitará un cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual. Así también está escrito: El primer Adán fue hecho alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.”
Otro ejemplo mas amable acerca de muerte que da vida lo observamos en el proceso de obtencion del vino: la uva debe ser aplastada para que el jugo sea liberado; mismo que al fermentarse transforma el azucar en alcohol. El vino es, por tanto, simbolo de vida. Y asi como este, podemos encontrar miles de situaciones en la vida cotidiana que ejemplificarian muy bien este tema.
Para ser sinceros, el entender esto no provoco que viera la descomposicion de un cuerpo como cosa agradable o aceptable. La muerte fisica es tan dolorosa y llena de misterio que no he sido capaz nunca de asimilarla, aun cuando tengo el consuelo de la vida eterna otorgada por Dios a los creyentes en Jesucristo. Veo, si, un destello de sublimidad en ella, pero no estoy preparada para ofrecer mi cuerpo como alimento para otros organismos o mis miembros y mi calavera a la ciencia. No lo estoy, pero un dia lo tendre que hacer y, quien me tomara parecer? La muerte no parece ser una opcion, sino para contados y muy afortunados individuos. A lo mas que puedo aspirar es a ser incinerada cuando deje de respirar, pero ni aun esto lo tengo como garantia.
